Lo que debemos saber sobre el «choque» de hormonas posparto
En el tercer trimestre del embarazo, el estrógeno y la progesterona se encuentran en sus niveles más altos.
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Después de que nace el bebé, ocurre lo que se llama «choque» hormonal posparto, uno de los cambios hormonales más rápidos y significativos que cualquier ser humano pueda experimentar. Esto, sumado al estrés del parto, la falta de sueño y todas las responsabilidades y tensiones de cuidar a un nuevo ser humano, a menudo se vuelve muy difícil de manejar e incluso puede conducir a la depresión y el agotamiento. Por este motivo, es importante saber bien qué es el «choque» de hormonas posparto y cómo tratarlo.
El «choque» de hormonas posparto
En los primeros meses después del parto, la deficiencia de estrógenos , por ejemplo, puede provocar un aumento de la sudoración nocturna , sequedad de la piel y las mucosas, dolor en las articulaciones y disminución del estado de ánimo. La falta de progesterona, también llamada hormona de la calma, está ligada a estados de ansiedad, depresión , insomnio y dolores de cabeza.
Para ayudar al cuerpo a adaptarse mejor a esta nueva condición y, para tratar de remediar el declive hormonal fisiológico que conduce a muchos y repentinos desequilibrios, es posible intervenir con una dieta específica.
Dieta posparto para el choque de hormonas
Para el estrógeno en particular, comer muchas proteínas y grasas es el primer paso para ayudar a que esta hormona regrese a los niveles básicos. Los requerimientos de nutrientes después del parto son en realidad más altos que durante el embarazo, especialmente si estás amamantando.
Entre los alimentos útiles para complementar la disminución de estrógenos encontramos las semillas de lino y la soja , dos fitoestrógenos naturales capaces de mimetizar la acción de esta hormona en el organismo. También rica en proteínas, fibra y grasas, la linaza es una gran aliada en la dieta posparto: una o dos cucharadas de semillas molidas al día, añadidas a un batido de frutas frescas o a una ensalada, son una manera fácil de mantener los niveles de estrógeno.
También para la progesterona, comer grasas y proteínas es esencial, pero sobre todo es necesario consumir dosis correctas de carbohidratos: esta hormona, de hecho, es particularmente sensible a la digestión lenta de los almidones, como la avena, la batata y la calabaza.
Además, la deficiencia de vitamina C se ha relacionado con niveles bajos de progesterona, por lo que consumir alimentos ricos en esta sustancia debería traer muchos beneficios. El zinc también ayuda a la producción de progesterona: por lo tanto, es útil comer aves, mariscos, nueces y frutos secos, excelentes fuentes de este mineral.
No se sabe exactamente cuándo los niveles de estrógeno y progesterona vuelven a los niveles previos al embarazo, pero ciertamente el regreso del ciclo menstrual es la primera señal de que estas hormonas se están normalizando. Por eso, mientras se espera que el cuerpo se estabilice, intervenir con la nutrición es fundamental para el bienestar y el equilibrio de las nuevas madres.
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